domingo, 9 de diciembre de 2018

LA CAMPANA DE HUESCA

La campana de Huesca o la leyenda del rey monje, del palentino José Casado del Alisal

        
         Hoy, no tengo idea del porqué, me he levantado con el cuadro del insigne pintor palentino, José Casado del Alisal, “La campana de Huesca”, metido en la sesera.
        Si alguna vez vais a Huesca capital, algo que, indiscutiblemente, merece la pena, (nosotros lo hicimos hace unos años), no dejéis de visitar lugares tan emblemáticos como sus restos amurallados, su Catedral y Museo Diocesano, el Monasterio de San Pedro el Viejo con su fantástico claustro, la Plaza de Luis López de Allué, también llamada Plaza del Mercado, con algunos establecimientos comerciales nostálgicos que evocan otros tiempos como la tienda de ultramarinos la Confianza, o Almacenes San Juan (allí compramos unos excelentes paños de cocina), el parque Miguel Servet con las famosas pajaritas de Ramón Acín, sin duda un bonito símbolo para la ciudad, la vistosa Plaza de Navarra con el Casino de Huesca en uno de sus costados… Y dos lugares que relacionaré en este breve artículo a propósito del cuadro; el Museo de Huesca situado en el antiguo Palacio de los Reyes de Aragón, donde supuestamente sucedieron aquellos hechos legendarios, y el Ayuntamiento, en cuyo Salón de Justicia figura expuesta la fantástica pintura histórica de Casado del Alisal que, sin duda, ha contribuido a que la leyenda perdure en la memoria oscense, aragonesa y española.
        Primero haré referencia a lo que nos cuenta la historia de forma muy breve. Ramiro II, el monje, (1134-1137) como su propio apelativo indica, no había nacido para ser rey, sino para dedicar su vida a la iglesia. A la muerte de su hermano Alfonso el Batallador, Ramiro se vio obligado a abandonar su vida religiosa para hacerse cargo del trono desde donde tuvo que hacer frente, al parecer con éxito, a una nobleza rebelde y levantisca que trató de aprovechar la supuesta debilidad de un monarca que no había sido preparado para ejercer como tal.
        Vayamos ahora con la leyenda.
        Ramiro II había pasado parte de su vida en el Monasterio de San Pons de Thomieres y tenía en mucha consideración la opinión de su maestro Fray Frotardo. Ante la grave situación del reino, Ramiro vacila sobre la forma de hacer frente a la nobleza díscola que le rodea y envía un emisario para pedir consejo a su mentor. Fray Frotardo, tras leer la carta de Ramiro II invitó al correo a seguirle hasta el huerto donde el religioso cogió una guadaña con la que, enérgicamente, cercenó las hojas de las coles que más sobresalían. El emisario regresó con la orden de contar a su rey lo que había visto en aquel jardín.
El monarca, como buen discípulo, tomó nota de aquel consejo y decidió convocar cortes en Huesca donde aprovecharía para hacer ostentación de una fabulosa campana que se podría oír en todo el reino. Ramiro invitó a la aristocracia a Palacio e hizo pasar a la sala donde se encontraba el supuesto artilugio, en primer lugar, de uno en uno, a los nobles más poderosos, quienes fueron decapitados sin contemplaciones a medida que entraron. Después Ramiro II ordenó disponer aquellas cabezas en el suelo formando un circulo, en cuyo centro, colgando del techo a modo de badajo de la campana, situó la testa del Obispo Ordás, supuestamente el más importante de los insurgentes.
        Fue entonces cuando el rey convocó allí al resto de la nobleza para enseñarles cruelmente el camino de la sumisión. Es este momento el que inmortalizó el pintor palentino en su cuadro en 1880. Ramiro II, junto a su fiel mastín de aspecto amenazante, enseña a la aristocracia superviviente con su mano derecha aquel macabro círculo de restos humanos sanguinolentos, mostrándoles así lo que les podría suceder si insistían en la insubordinación. El autor hace patente gran parte de su talento en el detallismo de los ropajes y en el realismo de las diferentes expresiones de los rostros de los Señores aragoneses que se agolpan en las escaleras de acceso a la sala, rostros de ira, miedo, indignación, sorpresa, deseo de venganza, resignación…etc
        La leyenda como tal nació dos siglos más tarde, durante el reinado de Pedro IV de Aragón, ya en el s. XIV. Sera descrita en la Crónica de San Juan de la Peña o Crónica Pinatense, obra de Tomás de Canellas, secretario del rey, quien recopiló la historia del reino. Probablemente el autor de esta narración se basó en la obra del cronista musulmán Ibn Idari que habla de la ruptura de una tregua por parte de algunos nobles aragoneses y la reacción de Ramiro II decapitando a siete de ellos por sediciosos. El más que seguro conocimiento de los clásicos por parte del autor de la Crónica Pinatense llevaría al adorno literario que toda leyenda o mito lleva consigo. El profesor Laliena, catedrático de historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, cree ver la influencia clásica de obras de Heródoto, Dionisio de Halicarnaso o Valerio Máximo que relatan versiones de cuentos parecidos en los que, tras pedir un consejo, éste se acaba fabulando cortando plantas como en la leyenda de la Campana con las coles.
        No dejéis de visitar Huesca y, por supuesto, no se os olvide pasar por el Salón de Justicia del Ayuntamiento para ver el extraordinario cuadro del palentino Casado del Alisal, y la Sala de la Campana del Museo de Huesca que, aunque construida después del reinado de Ramiro II, quien sabe si en sus cimientos guarda algún resto de la sangre de aquellos nobles decapitados.
Feliz domingo. Saludos

jueves, 6 de diciembre de 2018

EL NIÑO DE MURILLO. MI RELATO FINALISTA EN EL III PREMIO INTERNACIONAL DE RELATOS CIUDAD DE SEVILLA


Buenos días.
Hoy, me permito la libertad de meterme en vuestros desayunos. Como muchos sabéis ya, mi relato “El niño de Murillo” llegó a ser finalista en el III Premio internacional de relatos Ciudad de Sevilla fallado esta semana. Editorial Samarcanda publica un libro conmemorativo en el que recopila los textos finalistas, encabezado por la obra ganadora, “Verde Veronés”, del autor Luis Miguel Rufino Rus. (La portada del libro es la que preside este post).
Me siento satisfecho y orgulloso de que un jurado de tal categoría se haya fijado en mi sentido y sencillo texto y, dado que me gusta compartir con vosotros mis creaciones para que me digáis si “voy por el buen camino”, me he puesto en contacto con Ed. Samarcanda y no me han puesto impedimento alguno a la publicación en el blog de mi relato para que me podáis seguir guiando con vuestra opinión y critica, siempre valiosa para mí.
Esta bonita experiencia literaria estará siempre presente en “mi humilde rincón de palabras” junto al resto de mis modestos logros que, os recuerdo, yacen siempre disponibles para su lectura en el lateral del blog enlazados: el I Premio de Relatos Diarios de Sefarad, “Los días del adiós”, el Premio sección provincial del XXXVIII Concurso internacional de relatos de Guardo y el Pregón Literario del XLIV Concurso internacional de relatos de Guardo.
Sin más, os dejo el texto (sólo hay que pinchar sobre él para poder leerlo), debajo del cuadro que lo inspiró, esperando y deseando que pronto pueda daros buenas nuevas sobre la ansiada publicación de mi novela “Tiempos de sombras” por Editorial Andalusiya.
Gracias a todos por vuestros ánimos y espero que os guste el relato. Saludos.



miércoles, 31 de octubre de 2018

RUBENS, PINTOR DE BOCETOS.

Fotos mías, tomadas en el Corpus Christi de 2018. Calle Arco de Palacio. Fachada Catedral Primada de Santa María de Toledo

RUBENS, PINTOR DE BOCETOS

      Rubens, pintor de bocetos, es una exposición que se clausuró hace un par de meses en el Museo del Prado (gracias al Canal de Youtube del Museo, he podido ver una conferencia sobre el tema impartida por una verdadera autoridad en la materia, Alejandro Vergara, uno de los grandes especialistas mundiales en Rubens, extraordinario conferenciante, co-comisario de la exposición, y jefe de conservación de pintura flamenca y escuelas del Norte del Museo madrileño).
Pedro Pablo Rubens fue el primer gran bocetista, entendiendo boceto como algo que se crea como base para otra cosa. Y se le considera el primer gran bocetista por el abrumador dato de que antes de su irrupción en el mundo de la pintura se conocen menos de 30 bocetos de diferentes artistas y, sólo de su mano, se han catalogado casi 500. El otro gran bocetista de la historia fue Giambattista Tiépolo, ya en el S. XVIII.
         Un boceto no es un dibujo, es una pintura no del todo acabada, creada con tres posibles objetivos:
1.- Servir como modelo para ser presentada a un posible cliente.
2.- Ser utilizada como guía para un trabajo de los discípulos del taller para elaborar cartones para luego tejer tapices, como instrumento para crear estructuras efímeras en conmemoraciones especiales, celebraciones triunfales, procesiones…etc.
3.-Como vehículo y apoyo en el desarrollo de la propia creación artística con el fin de ayudar a la consecución de una obra pictórica.
         La originalidad de Rubens, por tanto, versa en ir más allá del mero dibujo, la aguada o la sanguina (algo que también utilizó) e introducir colores en estos modelos, además de cambiar de soporte pasando del endeble papel a estructuras más consistentes y duraderos, principalmente la tabla (él consideraba que en la tabla se daba más vida y detalle a la pintura)
Normalmente, a pesar de haber excepciones cuyo tamaño es grande, los bocetos de Rubens son obras de pequeño formato y de diferentes acabados dependiendo de su finalidad. El acabado es mucho mayor cuanto más cerca está del fin para lo que se crean, por ejemplo cuando se tratan de modelos a seguir por el taller para crear un cartón sobre el que tejer un tapiz. Este es el caso de los magníficos 6 bocetos que se conservan en el Prado sobre el Triunfo de la Eucaristía pintados para elaborar los cartones que sirvieron para tejer los tapices de las Descalzas Reales de Madrid que encargara Isabel Clara Eugenia (gobernadora de los Países Bajos, hija de Felipe II y a la sazón tía del Rey Felipe IV). El acabado es mucho mayor que en otros que usó para el desarrollo de una mera idea para pintar un cuadro, o como prueba para presentar a un cliente y discutir con él que incluir o que desechar en el encargo.
En el año 2014, con el motivo de la restauración de esos magníficos 6 bocetos que conserva el Prado, se hizo una exposición junto a los tapices a los que dieron lugar. (Una curiosidad al respecto es que los bocetos para tapices se pintan al revés, en dirección contraria a como luego se va a ver en el tapiz terminado, porque el tapiz se teje desde la parte de atrás). No es la única serie de tapices que se elaboraron partiendo de estos modelos, la Iglesia parroquial de Oncala en Soria posee una serie y la Catedral Primada de Toledo posee otra. Respecto a esta última, decir que esos tapices son colgados, junto con otras series, de la fachada de la catedral en la fiesta el Corpus Christi. Es un espectáculo digno de ver, sobre todo si se madruga lo suficiente para disfrutarlos recién instalados al amanecer y sin mucha gente alrededor, mientras los operarios municipales extienden tomillo y romero, aromando las calles por donde va a procesionar la magnífica custodia de Enrique de Arfe; algo que hice los dos últimos años.
La serie de tapices toledana la encargo el Cardenal arzobispo Luis Manuel Fernández Portocarrero y fue donada a la Catedral a principios del s. XVIII, algo más de 70 años después de la entrega a las Descalzas Reales de los suyos. Hoy en día se pueden ver en el Museo que se instaló a tal efecto en el antiguo Colegio de Infantes (Plaza de la Bellota). Merece la pena la visita, os lo recomiendo, es un lugar muy tranquilo con muy poco público (está fuera del típico circuito turístico toledano, a pesar de estar a escasos 5 minutos de la catedral, y la entrada vale para acceder luego a la Catedral Primada sin esperas, un truco que no muchos utilizan, especialmente efectivo para los domingos cuando por 2,50 € se puede acceder al museo y luego a las 14.00 horas, sin hacer cola porque ya tienes comprada la entrada, a la Catedral de Santa María para deleitarse en su contemplación con muy poco público)
Y nada más, otra exposición a la que me he podido acercar, aunque no presencialmente, de la sabia y experta mano de Alejandro Vergara, gracias al Canal de Youtube del Museo. Conservo en mi retina los magníficos modelos para los tapices de las Descalzas que pude ver, restaurados ya, en mi última visita al Paseo del Prado de los Jerónimos en 2016. Una gozada.
Dejo el enlace a un breve reportaje de 5 minutos de la exposición que nos presenta el propio Alejandro Vergara, por si a alguien le interesa. El retrato final de la hija de Rubens merece la pena verlo. Los ojos de la niña son espectaculares. Saludos y feliz día.

martes, 30 de octubre de 2018

LA LLAVE DEL DESTINO DE GLENN COOPER



     Un incendio fortuito en la cocina de la Abadía de Ruac, en el Perigord francés de la actualidad, es el arranque de lo que creo que es una buena novela.
La biblioteca del monasterio se verá severamente afectada por el siniestro y, en las labores de extinción, los bomberos encuentran un libro oculto dentro de un muro del recinto.
Hugo Pineau, experto restaurador, será el encargado de devolver a la vida el manuscrito afectado por el agua utilizada para sofocar el incendio. Al descubrir, en parte, el extraordinario contenido del mismo, incluido un críptico mapa, Hugo acude a Luc Simard, amigo suyo y experto arqueólogo, con el que iniciará la aventura de encontrar una supuesta cueva donde se situarían fabulosas pinturas paleolíticas.
        Ambos hombres darán con la extraordinaria cavidad ante la manifiesta hostilidad de la ruda y esquiva población local liderada por Monsieur Bonnet, su alcalde.
        Ante la magnitud del descubrimiento, Luc consigue el apoyo del Ministerio de Cultura que le autoriza a reunir un grupo multidisciplinar compuesto por los mejores expertos mundiales que, capitaneados por él, intentaran sacar a la luz los sorprendentes secretos que contiene la gruta.
        La sucesión de dos muertes entre los miembros de la expedición, aparentemente accidentales, incluida la del restaurador Hugo Pineau, socavarán los ánimos del polifacético y cosmopolita grupo, rodeándolo de un halo de maldición.  Luc, muy afectado por la pérdida de su amigo, recibirá el apoyo de la experta palinóloga, Sara, una antigua pareja suya, en su deseo de proseguir las investigaciones hasta el final de la campaña.
        Hasta aquí puedo contar para no desvelaros el meollo de la historia. Os dejo unas cuantas incógnitas…
        ¿Qué oculta la hosca población local?
        ¿Sufrirán más “accidentes” los miembros de la expedición?
    ¿Qué secretos nos desvelará la investigación sobre el manuscrito que comienza con la enigmática afirmación de un monje en 1307 que dice tener más de 200 años, y cuyo contenido encriptó con un complicado código?
        ¿Qué significado tienen las hermosas pinturas de la cueva, sobre todo la sala dónde descubren la insólita representación de unas determinadas plantas, cuya mezcla parece tener sorprendentes, peligrosos o quizá milagrosos efectos?
        ¿Qué secretos ocultaron la población paleolítica local hace 30.000 años, los monjes benedictinos que en el medievo fundaron allí la abadía y el grupo de la resistencia local durante la invasión alemana en la segunda guerra mundial?
        ¿Cuál es el grado de implicación del servicio secreto francés en los hechos?
        Os emplazo a su entretenida lectura. Saludos.

domingo, 21 de octubre de 2018

"EL EXPOLIO" DEL GRECO

El Expolio del Greco. Sacristía de la catedral de Toledo

       Mañana se me acabarán las vacaciones. Volveré al trabajo, a ese mundo excrementicio donde se desperdician mis neuronas y del que ojalá salga pronto; después de 26 años de servicio, uno ya no está para aguantar infantilismos de falsos y mediocres, de vulgares y holgazanes (salvo honrosas y apreciadas excepciones). Pero no quiero dedicar ni un segundo más a mi decadente y ominosa vida postal. Hoy es un día para el recuerdo. Ayer mi Padre hubiera cumplido 79 años, se nos fue hace ya casi 12. Y en este ambiente de tristeza y melancolía, entre unas cosas y otras, no sé porqué, vuelvo mi vista hacia Toledo. Creo que allí, sin darme cuenta, en poco menos de dos años, dejé demasiado de mí, quizá lo fundamental, dejé lo que pudo ser y nunca será.
Llevo varios años visitando mi amado rincón manchego en solitario en octubre. Este año no lo he hecho por diversas circunstancias y hoy, cargados de nostalgia, se me vienen a la cabeza tantos recuerdos, tantas horas de paseos, de descubrir tesoros y redescubrir rincones…
          Esas evocaciones mías, en ocasiones demasiado vivas y lacerantes, me llevan con cierta irremediable frecuencia a la sacristía de la Catedral de Toledo. Hay lugares especiales que le ponen a uno los pelos como escarpias; para mí, este es uno de ellos.
La sacristía es una pinacoteca en toda regla. La cantidad y calidad de obras de arte, principalmente pictóricas, que allí se conservan es de tal magnitud que por sí sólo podría considerarse uno de los museos más importantes de España.
         Ya en la antesacritía nos encontramos con la talla gótica de la Virgen del Tesoro y el magnífico San Francisco de Pedro de Mena. Dominando la estancia, dos monumentales obras pictóricas, un San Andrés de Carducho y la crucifixión de San Pedro, de Cajes…¡Menudo aperitivo!
                La sacristía está cubierta por la fantástica bóveda de Luca Giordano. Después de su reciente restauración para el año Greco (2014)…nos deja sin palabras (destacar en ella la imposición de la casulla a San Ildefonso, ¿hay algo más toledano que esa representación?. Y debajo de ella 18 Grecos, uno de sus Apostolados al completo, un San Pedro en lágrimas, un San Francisco orando, un San Francisco y el hermano León meditando, un crucificado, un San José con el niño…y el mejor y motivo de mis más palmarios recuerdos, uno de los mejores Grecos, el Expolio. Volveré sobre él, porque hay obras en esta sala también importantes como un prendimiento de Goya cerca del Expolio físicamente y en la temática del cuadro. En Salas adjuntas encontramos obras de los hermanos Bassano, de Van Dyck, Un magnífico San Juan Bautista de Caravaggio, la bella Virgen del pañuelo de Rafael, El Paulo III de Tiziano, el cardenal Borja de Velazquez, varias obras del “divino” Luis de Morales como una bella Dolorosa, y así hasta completar una magnífica colección con obras de Giovanni Bellini, Martínez Montañés, Ribera, Pedro Berruguete, Claudio Coello, anónimos flamencos de gran calidad… y un largo etc.
                Pero yo siempre me quedo un buen rato extasiado ante el Expolio, es mi debilidad y mi pasión. El cuadro, enmarcado en un retablo de mármoles y bronces obra de Ignacio Haan, el mismo que abrió la Puerta llana en la Catedral (ahora puerta de acceso al turista), destaca sobremanera al fondo de la sacristía. Impresiona la potencia del carmesí de la túnica de cristo, es lo que atrae ya desde la entrada del recinto. El Greco aúna en el cuadro la influencia bizantina con la superposición y apelotonamiento de las figuras tras el monumental cuerpo de Jesús y la veneciana, patente en la rotundidad y la fuerza del color de las vestiduras. Solamente os señalaré algunos detalles para que los tengáis en cuenta: el bello rostro de Cristo elevando dolorosamente su mirada al cielo con el detallismo de su barba y pelo y esas lágrimas que se anuncian con una leve pincelada magistral; la delicadeza de las tres Marías, a sus pies, con la sobria Madre doliente en medio, con ese genial tratamiento de los velos, y el fuerte protagonismo de la figura de María Magdalena, de espaldas, con la  luminosidad de su formidable manto y el minucioso y soberbio acabado de su pelo (una verdadera maravilla); la prodigiosa y anacrónica armadura del caballero que está al lado de Cristo cuyos brillos y reflejos hacen tan real, el imposible escorzo del hombre que clava el clavo en la cruz, el detallismo del pie de Cristo que levanta el dedo gordo para no pincharse con una piedra…etc.
                En fin, nostalgia pura en un día aciago. Mejor os dejo, si os apetece, con uno de los mayores especialistas en el Greco, al menos uno de los que ha estado más cerca de sus pinturas puesto que ha restaurado más de 80 obras de este autor, el toledano, Rafael Alonso quién, en 10 minutos, nos detalló, hace ya 4 años, el proceso de restauración de una de las obras cumbre de la pintura española. Y nada más…a apechugar.

               

miércoles, 10 de octubre de 2018

PACHUCHA TIRANDO A MAL DE ALFONSO USSÍA


      Acabo de leer el libro “Pachucha tirando a mal”, las nuevas aventuras del marqués de Sotoancho, de Alfonso Ussia y me he divertido. Ya desde la primera página, donde el autor nos define al protagonista como “pichafloja y tontorrón” “infeliz o zangolotino” el texto promete.
La narración comienza poniéndonos brevemente en antecedentes sobre las anteriores entregas de la saga, las aventuras y desventuras del marqués siempre bajo la lúgubre sombra de su original, conservadora e insoportable madre, la marquesa, y nos presenta, acertadamente, al resto de personajes que han participado en esta divertida serie.
        En este libro, el protagonista, Cristian Ildefonso Laus Deo María de la Regla Ximénez de Andrada y Belvís de los Gazules, Valeria del Guadalén y Hendings, (hay que reconocer que ya sólo leer el nombre puede provocar, al menos, una sonrisa), en contra de los designios de su insufrible progenitora, contrae nupcias con la hija de Lucas, el guarda de su finca, la Jaralera, mucho más joven que él, y que responde al plebeyo nombre de Marisol.
        La trama de esta nueva entrega girará principalmente en torno al feliz matrimonio y al sorpresivo, ajetreado y muy fértil embarazo de Marisol, y su continuo enfrentamiento con la antigua marquesa que queda relegada al título de marquesa viuda, después de que Susú (así llama su madre a Cristian) tome las riendas de la Jaralera (descubre y explota ciertas debilidades de su progenitora como son un oculto y escandaloso amorío de juventud, o su desmesurada afición a la bebida).
Los personajes secundarios toman también protagonismo al desarrollar tramas secundarias que Ussía liga con la principal con grandes dosis de humor. Así, Tomás, mayordomo y ayuda de cámara del marqués, su brazo derecho, vivirá una fugaz aventura con Flora, doncella en la Jaralera, mujer pretendida también por Pepillo el jardinero y por Lucas, el padre de Marisol, y examante del nuevo legionario y antiguo secuestrador de la marquesa viuda, “el cigala”.
Don Ignacio, el capellán glotón que vive muy bien a costa de los marqueses, sufrirá la transitoria demencia de la marquesa viuda tras una caída sufrida por ésta en un convento al que se había retirado por las ya nombradas desavenencias con su hijo y nuera (Se cree una niña; regresa mentalmente a la infancia y confunde al capellán con su primo “pototo” obligándole a jugar con ella a todas horas).
Además, Juan José, tío de Sotoancho, un viejo verderón y sinvergüenza de más de 90 años, vivirá una aventura amorosa con la bella Elena, una más en su dilatado curriculum sexual que incluye amantes, matrimonios y prostitutas, nueva doncella de la finca y maestra de la escuela, a pesar de haber 60 años de edad de diferencia entre ambos.
        No profundizo más por si alguien quiere leer lo que considero un divertido libro escrito por un maestro del humor y la ironía.

jueves, 16 de agosto de 2018

JAQUE A LA REINA MUERTA DE CARMEN GÜELL.


Esta semana he leído el libro “Jaque a la reina muerta” de Carmen Güell.  Se trata de una novela histórica que se adentra profundamente en la vida de Germana de Foix (1488-1536), probablemente una gran desconocida para muchos, por vivir en un lugar y tiempo donde las fuertes personalidades históricas, apabullantes algunas (Isabel la Católica, Fernando el Católico, Carlos V e Isabel de Portugal, Juana la Loca y Felipe el Hermoso…) han acaparado el protagonismo de los hechos, quedando siempre postergada a un segundo plano, y más cuando no pudo dar ese ansiado hijo a Fernando de Aragón; algo que pudo cambiar la historia de nuestras Españas.
La trama se distribuye en torno a cuatro capítulos que versan sobre las diferentes etapas de la vida de Germana de Foix; su niñez y adolescencia hasta su matrimonio con Fernando, su etapa como reina de Aragón con su fallida descendencia, su infeliz y desgraciado desposorio con el margrave de Brandemburgo y el duro ejercicio del cargo de Virreina de Valencia y, finalmente, su último matrimonio concertado con el duque de Calabria con el que llegó a tener una buena relación, y con el que compartirá el virreinato valenciano hasta su fallecimiento en 1536.
La novela está narrada en primera persona por la protagonista, Germana de Foix, en lo que podríamos definir como un repaso a su vida. La acción arranca en 1505 cuando Luis XII de Francia, tío de Germana, acuerda el matrimonio de ésta con Fernando el Católico, viudo desde hacía un año. La autora desmenuza la personalidad de la joven que comienza ya añorando su feliz juventud a pesar de su orfandad, antes incluso de haber partido hacia España. Germana nos muestra su miedo e inquietud ante el reto de haber sido nombrada la nueva esposa del todopoderoso rey de Aragón, su temor a la soledad tras tener que dejar atrás a los suyos, especialmente a su tía Ana, la reina de Francia y su hermano Gastón, y su inseparable obsesión y complejo ante la magnitud de la fuerte personalidad y arraigo popular que ostenta la persona a la que va a sustituir, Isabel de Castilla.
Su matrimonio, infeliz en lo personal, Fernando la triplica en edad, no tendrá como fruto un hijo que sobreviva, pero sí contribuirá a que Germana madure y acabe revelándose como una buena consorte, capaz de llevar a cabo las tareas de gobierno que su marido comparta con ella.
A la muerte de Fernando encontrará la dicha junto a su nietastro, Carlos V, con quien vivirá un intenso romance a pesar de ser 12 años mayor que él (el profesor Manuel Fernández Álvarez atribuyó en su día a este matrimonio el nacimiento de una niña “Isabel” por un apunte que hay en el testamento de Germana a su favor). La relación disparará los comentarios en la corte, por lo que se impuso la necesidad de acallar dimes y diretes, y de lavar el buen nombre del Emperador con lo que se acordó su matrimonio con Juan de Brandemburgo, un miembro del séquito de Carlos; Germana será nombrada virreina de Valencia momento en que tendrá que hacer frente a la rebelión de las germanías, demostrando dureza y capacidad para dominar la situación y ejercer el gobierno. Con la llegada de Isabel de Portugal, la bella futura emperatriz, para casarse con Carlos, la protagonista perderá toda esperanza de seguir junto a lo que la autora define como “el amor de su vida”.
Al poco de quedar viuda de nuevo, Carlos V ordenará su nuevo casamiento con el Duque de Calabria. Ambos serán nombrados Virreyes de Valencia, y continuarán con su labor enérgica contra los agermanados y también contra los moriscos. (Como dato curioso me gustaría apuntar que Germana se caso con un Fernando de Aragón dos veces, Fernando el Católico y el Duque de Calabria, ambos se llamaban así. No estaban emparentados, no debemos confundirlos. El duque de Calabria era hijo del Rey de Nápoles, Federico I). 
Germana, murió en Liria, en 1536, aquejada de hidropesía, probablemente debido a las consecuencias de la obesidad que padecía.
Es un libro de agradable lectura, y me ha parecido que con una buena y estudiada base histórica.

jueves, 9 de agosto de 2018

EL SECRETO DE PEGASO DE GREGG LOOMIS


     Langford Reilly es un ex agente de la CIA que ejerce de abogado en Atlanta. Tras sufrir la enfermedad y muerte de su amada esposa Dawn, vive dedicado a su trabajo apoyado por su secretaria Sara, y reconfortado por Francis, amigo y sacerdote, con el que comparte interesantes charlas principalmente en torno a su pasión, el conocimiento del latín.
        La vida del protagonista se verá dramáticamente perturbada por la fuerte conmoción que supone la noticia de la muerte de su hermana y sobrino, Janet y Jeff, víctimas de un incendio en su casa de París.
        Langford viaja a Francia y sospecha, desde un primer momento, que lo sucedido a su familia ha sido intencionado; que en realidad han sido asesinados. Por ello, en solitario, al margen de la investigación oficial de la policía, inicia sus averiguaciones.
        A su regreso a Atlanta, Langford descubre que su hermana había enviado a Estados Unidos un cuadro del S. XVII que había comprado recientemente, copia de uno de Poussin, pintura que incluye una enigmática filacteria escrita en latín. El protagonista sorprende a alguien que intenta hacerse con esa obra de arte y el implicado no duda en suicidarse, lo que evidencia el fuerte adoctrinamiento y fanatismo al que ha debido de ser sometido; similar al inoculado a miembros de alguna secta. Langford se verá comprometido, por tanto, en un primer fallecimiento.
        Sus investigaciones le llevarán de nuevo a Europa donde buscará el apoyo de varias amistades de su antiguo trabajo en la Agencia. La más importante, en lo personal y profesional, será Gurt, una rubia imponente, francotiradora experta y agente de la CIA en activo; también se reencontrará con Jacob, un ex-agente del Mossad israelí.
        Langford se verá involucrado en otra muerte en Londres tras tropezar de nuevo con dos miembros extremistas, que identifica ya como pertenecientes a una organización que se revela como heredera de los antiguos templarios. Además, averigua que, al parecer, el cuadro protagonista de la trama contiene un mapa oculto de una parte concreta del sur de Francia, que indicaría la localización de unos restos mortales cuyo hallazgo y publicidad podrían cambiar la historia del cristianismo. En su huida, el protagonista se verá obligado a buscar el amparo de una madame, Nellie, amiga del pasado, que regenta un prostíbulo de lujo y que le dará cobijo mientras es buscado tanto por la policía como por la poderosa organización que lo persigue.
        Siguiendo sus peligrosas pesquisas por varios países europeos, Lagford se enfrentará a la potente estructura templaria, con poder a escala mundial, financiada con el chantaje que, durante siglos, ha realizado al Vaticano; conocen la existencia y localización de esa tumba. El protagonista perseverará en su afán por desenmascarar a esa oscura organización, por  descubrir los secretos que oculta el cuadro, y por vengar la muerte de su hermana y sobrino.

jueves, 2 de agosto de 2018

SPINOLA. CAPITAN GENERAL DE LOS TERCIOS. DE OSTENDE A CASAL. DE JOSE IGNACIO BENAVIDES.



       Ambrosio Spinola fue uno de esos personajes excepcionales que participó en la construcción de nuestra historia. Es una lástima que gran parte de los españoles no sepan quién es. Quizá algunos lo recuerden de algún capítulo de la serie televisiva el Ministerio del Tiempo, de alguna mención en los libros de Reverte sobre el Capitán Alatriste, de alguna obra de Martínez Laínez o de José Javier Esparza (estudiosos de la época y de los tercios). A lo mejor, los más, han tropezado con el cuadro de Velázquez, la rendición de Breda, en el que nuestro protagonista recibe las llaves de la ciudad con magnanimidad de las manos del derrotado Justino de Nassau.
        A mí me parece imperdonable que nuestros jóvenes y niños, y no tan jóvenes y no tan niños, no conozcan nada sobre la vida de un personaje de nuestra historia tan importante e interesante, un hombre que vivió aquellos tiempos en los que España era aún dueña de un Imperio, dónde todavía palabras como honor, honra, prestigio, valor, lealtad, reputación o patria tenían un significado (habría que hacer un esfuerzo por darlas sentido en el país en que vivimos, lugar en el que triunfa sin pudor la ocurrencia y oportunidad política, y la indigencia moral e intelectual)
        En este libro, José Ignacio Benavides, abogado y diplomático, nos desmenuza la vida y obra de Ambrosio Spinola. Se trata de una biografía abordada desde diferentes vertientes: personal, política, diplomática y militar. El título del libro es suficientemente ilustrativo, “SPÍNOLA, CAPITAN GENERAL DE LOS TERCIOS. DE OSTENDE A CASAL”; y es que el texto se centra en los años de actividad del protagonista a las órdenes de la corona española, principalmente en Flandes; aunque también en Italia (1602-1630)
Recuerdo con cariño una buena conferencia de Juan José Luna en el Museo del Prado (y la recomiendo porque es un estupendo conferenciante, con un punto humorístico e irónico que hace que interese todo lo que cuenta), en la que habla mucho sobre Spinola y su familia a propósito de los cuadros de batallas que encargó Felipe IV para el flamante Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro que esperemos ver pronto recuperado con el nuevo proyecto que va a ponerlo en valor. Hay que reconocer que el mejor, con diferencia, de aquellos doce cuadros de batallas, de los que sólo se conservan 11, es el de Velázquez; La rendición de Breda, conocido coloquialmente como “Las Lanzas”, aunque allí lo que se ven no son lanzas, sino picas, las picas victoriosas de nuestros gloriosos tercios. (Velázquez probablemente conociera de primera mano el escenario de ese cuadro tras haber compartido viaje a Italia con su principal protagonista, Spinola, quien le pudo contar como fue la magna empresa de la toma de Breda)
Haciendo memoria, debemos saber que Spinola nació en Génova en 1569 en el seno de una de las familias poderosas de la ciudad, siempre en constante disputa con los Doria. El apellido Spinola parece ser que tiene su origen en la Edad Media, cuando sus antepasados se trajeron de Tierra Santa un trozo de la corona de espinas de Cristo, una espínula, como reliquia.
Su hermano Federico se inclinó en seguida por la carrera militar, mientras él se encargaba del manejo de las finanzas. Pero todo esto cambió súbitamente cuando, en 1602, Ambrosio decide pertrechar sus propias tropas para ponerlas a servicio de la corona española en Flandes. Y aquí comienza la transformación de un hombre de negocios en un militar de prestigio, aunque, en el fondo, su formación financiera siempre influyera sobre la castrense. Spinola se reveló como un gran organizador, un buen planificador y gestor, y un pragmático ejecutor; siempre procuró acometer los diferentes retos en el campo de batalla con la certeza de que podían ser factibles desde los puntos de vista económico y humano; no era amigo de aventuras, algo que agradaba a su tropa y redundaba en la fidelidad de los suyos.
A pesar de las muchas críticas recibidas desde España por no ser castellano, ni militar de formación, triunfó y se ganó la confianza de Felipe III. Fue su hombre fuerte en Flandes durante el gobierno del Archiduque Alberto e Isabel Clara Eugenia, hasta el punto de que llevó consigo las interesantes instrucciones secretas que en 1606 redactara el rey para que, en el caso de que fallecieron cualquiera de los dos miembros de la pareja de gobernadores sin descendencia, Flandes volviera a ser una posesión patrimonial de la monarquía hispana, por lo civil o lo militar , algo que al final sucedió sin más contratiempos tras la muerte del Archiduque Alberto en 1621, aquejado durante muchos años (no podía ser de otra manera) de la inseparable podagra de los Austrias.
Con el ascenso al trono de Felipe IV a la muerte de su padre, Spinola siguió prestando sus valiosos servicios a la monarquía, pero dando un giro a su anterior posición respecto al rey; se convertirá en el gran valedor, defensor y protector de la gobernadora Isabel Clara Eugenia, que siguió ejerciendo el cargo a petición de su sobrino, Felipe IV, hasta su fallecimiento en 1633.
A pesar de su ingenio, su talento y sus campañas victoriosas —ejemplos hay unos cuantos, pero merecen la pena ser destacados la toma de Ostende o la de Breda—, a pesar de haber recibido los más altos honores de la corona como fueron el ser nombrado Caballero de la Orden de Santiago, recibir el Toisón de Oro, el marquesado de los Balbases, o la Capitanía general de los tercios y la Comandancia del Ejército en Flandes, Spinola se enfrentó a muchas dificultades tanto personales (empeñó su fortuna al servicio de la corona e hizo frente a las desgraciadas muertes de su hermano y esposa), como en el ejercicio de su liderazgo militar, siempre luchando contra la incomprensión de Madrid y la debilidad de la hacienda de la corona, y contra la permanente escasez de tropas y la falta de recursos para mantenerlas, con los motines siempre sobrevolando el aire bélico de los Países Bajos.
El final de su vida se vería rodeado por la ingratitud de una España gobernada por el Conde-Duque de Olivares quien no le tenía ninguna simpatía. Su postrero viaje a Madrid en busca de los recursos necesarios para luchar en Flandes le sumieron en la enfermedad y en el desánimo ante los nulos avances de su gestión. Incluso tuvo el valor de negarse a regresar al mando de sus tropas si no era con unas garantías mínimas de poder llevarlas a la victoria en el campo de batalla. Finalmente fue destinado a Italia donde se vio involucrado en otro de los errores políticos de Olivares a propósito de la sucesión en Mantua.
La puntilla final puede que se la diera su propio hijo. Viejo, cansado, deprimido y humillado, conoció que, en un acto para él impensable e imperdonable, su vástago había huido rompiendo cincha del campo de batalla del puente de Cariñán, junto al resto de tropas españolas. No extraña que en su propio lecho de muerte pudiera decir: “me han arrebatado la honra, la reputación y la salud”. Murió en Castelnuevo Scrivia en 1630.
Jose Ignacio Benaviedes nos presenta un libro muy interesante, escrito y documentado por un apasionado y experto en aquella época. Con el tiempo será objeto de una segunda lectura más reposada que esta primera (es muy complejo el análisis de un conflicto como el Flandes, tan largo en el tiempo, al que se le sumó la endiabladamente complicada Guerra de los Treinta años), He leído un buen libro de historia, política y diplomacia, y he disfrutado del acercamiento a la personalidad de uno de nuestros grandes olvidados, Ambrosio Spinola, un magnífico Capitán General de los Tercios de Flandes.
¡Santiago, cierra España!

jueves, 26 de julio de 2018

LOS ARCOS DEL AGUA DE MONTSE BARDERI


       Lucio es un noble y arquitecto romano que vive retirado en su hermosa villa de Tarquinia, disfrutando de una existencia apartada y plácida. Hijo de un militar laureado enriquecido por las guerras de conquista, será instruido por Arístides, arquitecto y filósofo que se convirtió en su maestro, amigo y mentor.
        Pero esa cómoda vida se verá truncada al recibir la orden del Emperador de partir hacia Hispania para construir el acueducto de la ciudad de Segovia. El mandato imperial irá acompañado de la triste y fatídica noticia de la muerte de su maestro, Arístides, asesinado cruelmente. Ese sorpresivo nombramiento le será otorgado por su propio mentor quién, en el contrato firmado para la construcción del acueducto, incluyó una cláusula por la cual, si el fallecía, debería llevar a cabo la obra su discípulo, Lucio.
        Nuestro protagonista parte hacia Hispania apesadumbrado, pero decidido a continuar la labor de su maestro y a descubrir quién lo asesinó. Durante el trayecto conocerá a Leukón, enviado por su fallecido mentor para protegerle, antiguo esclavo manumitido por su amo, y se verá envuelto en un complot; alguien intenta matarle antes de llegar a su destino.  Ya en Segovia, Lucio se encuentra con un mundo que está evolucionando. La conquista y colonización romana están acabando con la sociedad comunal de los pueblos del interior como son los arévacos o vacceos; Roma está asimilando a las clases altas locales llevando a la miseria y la esclavitud a las clases bajas.
        Lucio tendrá que hacer frente a dos peligros. Por un lado, el comportamiento prepotente y endiosado de Tito, duunviro de la ciudad (en la práctica es quien tiene el poder, incluso por encima del gobernador, ya que éste viaja continuamente por todo el amplio territorio a su cargo) y del otro, una secta radical indígena muy peligrosa, la secta del sol.
        Lucio iniciará las obras del acueducto ayudándose de Zayin, que ya trabajaba para su maestro, y de Leukón, convertido en fiel colaborador y amigo. Además, conocerá el amor de la mano de Amal, una egipcia diferente, albina, inteligente y docta que le es entregada como esclava por su propio padre, avergonzado de su aspecto y que la ve como la causante de la muerte de su madre en el parto y de su propia desgracia (se vio marginado por su causa y obligado a emigrar de su hogar en Egipto). Amal, sola y perseguida por los prejuicios de la secta del sol, quedará bajo la protección del arquitecto.
        A lo largo de la narración, Lucio luchará por el amor que siente por Amal mientras intenta sobrevivir a la conspiración que urden contra él los mismos que asesinaron a su maestro; se sienten acosados por sus investigaciones. Además, deberá encauzar la magna obra de la construcción del acueducto entretanto que vive un auténtico debate interior entre los beneficios que el “progreso que Roma impone” a cada región conquistada, y la opresión y los cambios que la colonización llevan a los pueblos sometidos; un cambio radical a todos los niveles; político, social, económico y jurídico.
        Ha sido un paseo agradable por la Segovia romana, recordando en muchos momentos las estupendas visitas que hemos hecho a tan hermosa ciudad y a tan espléndida edificación. Deseando volver por allí, como siempre…

jueves, 19 de julio de 2018

EL SECRETO DEL INQUISIDOR DE CATHERINE JINKS




       El sur de Francia, especialmente la zona del Languedoc, fue durante la Edad Media un lugar donde los movimientos heréticos se extendieron con fuerza. Aquellas tierras vieron nacer y crecer corrientes religiosas como la cátara o la valdense.
La acción de la novela se sitúa en la ciudad de Narbona, en el año 1321, lugar y tiempo donde está produciéndose un resurgimiento herético; los llamados beguinos siguen las enseñanzas de San Francisco llevándolas hasta sus últimas consecuencias a espaldas del oficialismo de Roma.
Helié Bernier, alias Helié Seguier, reside en Narbona disfrutando de su nueva vida, ejerciendo el honorable oficio de fabricante de pergaminos. En su juventud, Helié había vivido con intensidad la doctrina cátara hasta que topó con el inquisidor de Toulouse, Bernard Gui, quien le convirtió en agente suyo como forma de redimir su sacrílego pecado. A esta labor se dedicaría durante años, a la de infiltrarse entre los herejes para luego delatarlos ante el tribunal de la Santa Inquisición.
         Pero, el inquisidor de Toulouse, Bernard Gui, encontrará al retirado y desaparecido Helié, y le conminará a que vuelva a trabajar para él; tendrá que hacerse pasar por beguino. El protagonista entrará en contacto con un grupo de herejes que se han hecho con las reliquias de Pierre Olivi, fraile franciscano inspirador de la doctrina beguina que clama por una vida en pobreza. (Sus reliquias en la historia real desaparecieron, surgiendo, con el tiempo, varias teorías sobre su paradero) Además, Helié deberá buscar la verdad sobre la desaparición del agente de la inquisición que le precediera en su labor, Jacques Bonet, y enfrentarse a los peligros que supone desenmascarar a quienes han proporcionado esas reliquias a los beguinos contraviniendo a la propia inquisición.
         Helié revivirá su pasado a través del joven Martín Moresi, su aprendiz, en el que observa muchas de sus propias cualidades. El joven Martín se verá involucrado peligrosamente, por culpa de su maestro, en el caso de los beguinos.
         La novela se desarrolla en torno a hechos y personajes reales (el propio inquisidor, Bernard Gui, es un ejemplo). La autora elucubra sobre el paradero de las reliquias de Pierre Olivi, y utiliza a protagonistas que de una u otra manera tuvieron algo que ver con el mundo herético y se relacionan con juicios o intervenciones de la inquisición, como es el caso de los beguinos que aparecen en el texto: Blaise Bouer, Bernard Banchi, Berengaria Donas, Imbert Rubei, Guillelma Roger, Guillaume Ademar o Pierre Espere-en-Dius, todos afectados por procesos inquisitoriales resueltos de diversas maneras.
         El libro nos acerca a ese mundo enigmático y clandestino de las herejías del Languedoc francés, en medio de la oscura, pertinaz y cruel actividad de los tribunales de la herética pravedad en la persecución y erradicación de todo apostasía y sacrilegio. No hay que olvidar que, un siglo antes, cátaros y valdenses fueron diezmados hasta extinguirse a raíz de la llamada a la cruzada de 1209 por parte del Papa Inocencio III.
El libro forma parte de la trilogía que Catherine Jinks dedicó al Inquisidor Bernard Gui. Lo que más me ha gustado es el tratamiento que la autora hace del personaje principal, Helié, dotándole de una capacidad de observación extraordinaria; describe de manera muy detallada y detectivesca escenas y personas.
Os dejo mi reseña con mis mejores deseos. Saludos.

jueves, 12 de julio de 2018

EL QUINTO EVANGELIO DE YVES JÉGO Y DENIS LÉPÉE




     Se trata de una buena novela histórica, a mi modesto juicio ambientada de manera excelente. La trama se desarrolla en Francia, en la segunda mitad del S. XVII, concretamente en el año 1661, año convulso de inestabilidad política e inquietud social.
La narración arranca con el robo de una importante documentación de la residencia del anciano y enfermo Cardenal Mazarino, padrino del joven Luis XIV, primer ministro todopoderoso que sucediera al no menos famoso Cardenal Richelieau, y que había dirigido la política en Francia hasta ese momento. Esos ansiados informes secretos, de ver la luz, podrían comprometer a la estructura del propio estado y la estabilidad de la monarquía, afectar al prestigio personal tanto de Mazarino como de la reina madre Ana de Austria, incluso, una parte de ellos, contienen las claves para la interpretación de unos manuscritos que, de ver la luz, cambiarían la faz del propio cristianismo.
Gabriel de Pontbriand, un joven comediante que trabaja para la compañía de Moliere halla por casualidad una carpeta con importantes documentos que ha perdido uno de los ladrones en su huida, y se ve involucrado directa y personalmente en las consecuencias de la conspiración al encontrar, en uno de ellos, la firma de su desaparecido padre, alguien a quien él recuerda únicamente de su temprana infancia.
La novela nos pasea las dichas y desdichas de Gabriel por la flamante corte del joven Rey Sol, por ese Paris lleno de intrigas, conspiraciones y ambiciones, en torno a la muerte del Cardenal Mazarino acaecida el 8 de marzo de 1661. Destacará en la narración su especial relación con la hermosa joven Louis de la Valiere (personaje histórico real), amiga de la infancia con la que se reencuentra en la capital del reino. Gabriel luchará por esos sentimientos que no son ya simple amistad, enfrentándolos a las ansias de promocionarse en la corte de la joven, hasta el punto de que llegará a convertirse en amante del propio Rey, encumbrada, sin duda, por su indiscutible belleza.
Tras el fallecimiento de Mazarino, Luis XIV comienza un gobierno personalista apartando a su propia madre de las decisiones de la corona. El Rey se verá asesorado por los líderes de las dos facciones políticas en lucha más influyentes; la capitaneada por Colbert (hombre que sirviera ya con eficacia a Mazarino) y la dirigida por el superintendente de finanzas Nicolas Fouquet. (Parte importante de la trama se desarrolla en el imponente recinto construido por Fouquet, el Chateau de Vaux le Vicomte, un lugar que pudo despertar cierto molestar por su magnificencia en el propio Rey Sol dada su  suntuosidad y belleza. Su extraordinario barroco nos ofrece su punto culmen en el Salon Oval y su cúpula, algo único. Dejo enlazado el recinto, es una maravilla)
La recta final de la novela escenifica el encumbramiento de una de esas facciones en detrimento de la otra, mezclándose en la trama con las actividades de la misteriosa secta milenaria depositaria de unos manuscritos cuyas claves desaparecieran en el robo inicial en la residencia de Mazarino y que cayeron en manos de Gabriel.
¿Logrará sobrevivir a todos los peligros que le acechan el joven Gabriel? ¿Conseguirá saber el porqué de la existencia de la firma de su padre en los documentos? ¿Logrará enamorar a Louis de la Valiere y alejarla de la vida cortesana y, sobre todo, del influyente lecho de Luis XIV? ¿Conseguirá la secta ancestral dar a conocer la verdadera esencia del cristianismo? ¿Quién ganará el mano a mano, Colbert o Fouquet?
Ha sido una agradable lectura. Espero que os sirva la reseña. Saludos.

jueves, 28 de junio de 2018

EL SECRETO DE CRISTO DE RONALD CUTLER




Josh Cohan es un arqueólogo americano que, viajando por Israel y guiado por un instinto o percepción especial, encuentra una vasija con un manuscrito que podría resultar ser un descubrimiento fascinante si la datación lo autentifica como escrito por el propio Jesucristo; podría cambiar la historia del cristianismo.
        El arqueólogo se pone en contacto con la AAI (Autoridad de Antigüedades de Israel) para comunicar el hallazgo, algo obligatorio para no incurrir en delito en ese país. Allí negociará su inclusión en el grupo de especialistas que se encargarán de investigar sobre el curioso y preciado descubrimiento; entre los miembros de este equipo están Moshe y su bella hija Danielle, de la que se enamorará el arqueólogo americano.
        La existencia del manuscrito despierta el interés de una organización secreta, los Guardianes, una secta extremista, peligrosa y violenta cuyo origen se remonta a la época de los primeros cristianos, que siguen unas enseñanzas supuestamente próximas a San Pablo. Ellos intentarán hacerse con el manuscrito y no dudarán para ello en recurrir al secuestro, la extorsión y al asesinato.
        La historia transcurre por tanto entre el deseo del protagonista por llevar a buen puerto su investigación y dar a conocer el contenido de su hallazgo y la lucha que mantiene por proteger a su amada y por mantener fuera del alcance de los Guardianes su hallazgo
        La narración se desarrolla en Jerusalén y sus alrededores. Al autor ha ambientado la novela en el Israel actual, lugar de donde se mezclan culturas y se suceden conflictos desde épocas inmemoriales. Además, parece conocer bien la ciudad y sus alrededores, sus monumentos y edificios.
        Desde que junto palabras con cierto sentido literario, me gusta leer y fijarme en la verosimilitud de los hechos. En esta novela hay varias cosas que me han resultado chocantes cuanto menos. Por ejemplo, que Danielle, vigilada y custodiada por la seguridad israelí abandone un piso franco, aunque sea con guardaespaldas, para dar un paseo e ir de compras lo que propicia que la vuelvan a secuestrar (creo que es impensable un fallo de seguridad de ese calibre), o que el protagonista salga a correr y haga una especie de visita turística a diferentes monumentos cercanos a Jerusalén en busca de la fuerza interior para acometer el tramo final de la historia, sabiéndose vigilado. Parece una forma poco normal de proceder para una persona que vive un momento crítico y peligroso de su vida; esta parte parece más un alarde del autor sobre el conocimiento de los lugares que pisa el protagonista que otra cosa. 
        Salvo estos pequeños detalles es un libro que se lee fácil. La acción se sucede construida en torno a capítulos de corta duración que lo hacen ameno y fluido.
       

jueves, 21 de junio de 2018

EL CAPITÁN ALATRISTE DE ARTURO Y CARLOTA PÉREZ-REVERTE



       Este libro es un clásico entre mis clásicos de ahora, como en su día lo fueron los libros de guerra de Sven Hassel o las sagas sobre el Egipto de los faraones de Christian Jacq. Confieso que en esas temporadas en las que no hallo el camino de la creación, me aburro más de lo habitual o no encuentro sentido a aquellos quehaceres que me aportan algo en la anodina y monótona normalidad de la vida, busco refugio en lecturas como las de Alatriste. Tengo la colección entera desde hace tiempo y la releo como lo hago con “la sombra del águila”; son libros de Pérez-Reverte que admiro, que me siguen divirtiendo a pasar de que los he abierto muchas veces para devorarlos, pero es que la forma de llevar la narración, la época en la que transcurren y el especial vocabulario de la España de aquel tiempo que con tanta maestría utiliza el autor forman un conjunto que me fascina; reconozco que me provocan verdadera envidia y me acomplejan, en cierto modo, literariamente hablando.
        El capitán Alatriste es el primero de la saga sobre la vida del veterano de los tercios de Flandes; inmenso, ilustre y ya inmortal personaje creado por Reverte. La historia está narrada por Íñigo Balboa, hijo de un soldado fallecido en Flandes y camarada de Diego Alatriste, quien comparte las aventuras y desventuras de su mentor. Este primer volumen está ambientado en el Madrid de Felipe IV, en el momento que ocurrió un hecho real como fue la llegada a la ciudad, sin previo aviso, de Carlos I de Inglaterra (heredero al trono inglés) y el Duque de Buckingham. Los movimientos de la corte a este respecto y las luchas palaciega se trasladarán a la calle de manos de los protagonistas creando con maestría una mezcla de situaciones que resultan emocionantes y verosímiles.
A los citados personajes históricos ingleses se les suman otros como el Rey Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares, Francisco de Quevedo o Lope de Vega. Redondea la narración la riqueza de personajes novelescos que van encajando en esa trepidante aventura como el Conde de Guadalmedina, Luis de Alquézar y su sobrina Angélica de Alquézar, de cuya pueril hermosura se enamora el joven narrador de la historia, el malévolo inquisidor dominico Fray Emilio Bocanegra o el sicario espadachín italiano Gualterio Malatesta.
El Madrid intrigante y traicionero de la corte y el peligroso, sucio y bullicioso de sus calles suavizan su tono en el interior de la Taberna del Turco, lo hacen más amable. Es allí donde nuestros protagonistas comparten mesa, tertulias y aventuras con actores secundarios sencillos, entrañables, leales, cercanos y repletos de valores (a su manera)  como Caridad la Lebrijana, que regenta el local y tiene una relación con nuestro protagonista, el alguacil Martín Saldaña, el licenciado Calzas, Juan Vicuña, El dómine Pérez o el Tuerto Fadrique. Todos estos personajes secundarios aportarán su granito de arena a un relato que gira en torno al gran protagonista de la saga, Diego Alatriste. Creo que es difícil perfilar la sicología de un personaje con tanta precisión como lo hace Reverte, dibujando al hombre, al espadachín de alquiler, al soldado y amigo leal, y al hombre franco, duro, fiel, con sus particulares conceptos de honor, honra o justicia llevados hasta las últimas consecuencias.
Para finalizar os quiero recomendar el discurso que Pérez Reverte leyó cuando entró en la Real Academia de la Lengua sobre “El habla del Bravo del S. XVII”, un estupendo estudio sobre la lengua de germanías que tanto utilizó para ambientar esta saga. Os lo dejo enlazado, por si os interesa.
Hoy me despido como lo haría, con cierta urgencia, un veterano soldado de los gloriosos tercios, o un bravo y valentón cualquiera de aquella época que tiene que salir por piernas…
Amigos… las afufo, ¡Peñas y buen tiempo!

viernes, 15 de junio de 2018

LA SANGRE DE LOS CRUCIFICADOS DE FÉLIX G. MODROÑO.

        La novela está ambientada en la España del último Austria, Carlos II (finales del S. XVII). La trama arranca en el momento en el que el Obispo de Zamora manda llamar al noble, médico, erudito y pseudo-detective, D. Fernando de Zúñiga, para que investigue un asesinato. La peculiaridad que presenta el homicida es que ha tomado como modelo para el rostro de un crucificado de madera, el semblante de su víctima en el momento de su agonía. D. Fernando inicia la búsqueda del autor del crimen junto a Pelayo, criado del Obispo, una aventura que les conducirá sobre la pista de un escultor portugués, hombre atormentado por el pasado de su familia, que al parecer ha ido dejando su sello de artista en diferentes crucificados con sus correspondientes muertes violentas, lo que les obligará a seguir su rastro en diferentes ciudades como Salamanca, Madrid o Sevilla. En Madrid recibirá el apoyo personal de la reina viuda Doña Mariana con la que guarda un gran secreto, como médico real, sobre su hijo, el rey Carlos II. Los sentimientos de la reina viuda chocarán con los de D. Fernando y sus tristezas y añoranzas; su vida quedó irremediablemente marcada por la prematura muerte de su amada esposa y la voluntaria entrada en un convento de sus dos hijas. Será en Sevilla, la decadente metrópolis a orillas del Guadalquivir, ciudad que languidece inmersa en el barroco, donde se produzca el desenlace de la narración.
        En definitiva, es una historia entretenida, fácil de leer y seguir, y creo que muy bien ambientada, con un buen conocimiento tanto de la época como de los lugares que visitan los protagonistas.