Este
libro es un clásico entre mis clásicos de ahora, como en su día lo fueron los
libros de guerra de Sven Hassel o las sagas sobre el Egipto de los faraones de Christian
Jacq. Confieso que en esas temporadas en las que no hallo el camino de la
creación, me aburro más de lo habitual o no encuentro sentido a aquellos
quehaceres que me aportan algo en la anodina y monótona normalidad de la vida,
busco refugio en lecturas como las de Alatriste. Tengo la colección entera
desde hace tiempo y la releo como lo hago con “la sombra del águila”; son
libros de Pérez-Reverte que admiro, que me siguen divirtiendo a pasar de que
los he abierto muchas veces para devorarlos, pero es que la forma de llevar la
narración, la época en la que transcurren y el especial vocabulario de la
España de aquel tiempo que con tanta maestría utiliza el autor forman un
conjunto que me fascina; reconozco que me provocan verdadera envidia y me
acomplejan, en cierto modo, literariamente hablando.
El capitán Alatriste es el primero de la
saga sobre la vida del veterano de los tercios de Flandes; inmenso, ilustre y
ya inmortal personaje creado por Reverte. La historia está narrada por Íñigo
Balboa, hijo de un soldado fallecido en Flandes y camarada de Diego Alatriste,
quien comparte las aventuras y desventuras de su mentor. Este primer volumen
está ambientado en el Madrid de Felipe IV, en el momento que ocurrió un hecho
real como fue la llegada a la ciudad, sin previo aviso, de Carlos I de
Inglaterra (heredero al trono inglés) y el Duque de Buckingham. Los movimientos
de la corte a este respecto y las luchas palaciega se trasladarán a la calle de
manos de los protagonistas creando con maestría una mezcla de situaciones que
resultan emocionantes y verosímiles.
A
los citados personajes históricos ingleses se les suman otros como el Rey
Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares, Francisco de Quevedo o Lope de Vega.
Redondea la narración la riqueza de personajes novelescos que van encajando en
esa trepidante aventura como el Conde de Guadalmedina, Luis de Alquézar y su
sobrina Angélica de Alquézar, de cuya pueril hermosura se enamora el joven
narrador de la historia, el malévolo inquisidor dominico Fray Emilio Bocanegra
o el sicario espadachín italiano Gualterio Malatesta.
El
Madrid intrigante y traicionero de la corte y el peligroso, sucio y bullicioso
de sus calles suavizan su tono en el interior de la Taberna del Turco, lo hacen
más amable. Es allí donde nuestros protagonistas comparten mesa, tertulias y
aventuras con actores secundarios sencillos, entrañables, leales, cercanos y
repletos de valores (a su manera) como
Caridad la Lebrijana, que regenta el local y tiene una relación con nuestro
protagonista, el alguacil Martín Saldaña, el licenciado Calzas, Juan Vicuña, El
dómine Pérez o el Tuerto Fadrique. Todos estos personajes secundarios aportarán
su granito de arena a un relato que gira en torno al gran protagonista de la
saga, Diego Alatriste. Creo que es difícil perfilar la sicología de un
personaje con tanta precisión como lo hace Reverte, dibujando al hombre, al
espadachín de alquiler, al soldado y amigo leal, y al hombre franco, duro, fiel,
con sus particulares conceptos de honor, honra o justicia llevados hasta las
últimas consecuencias.
Para
finalizar os quiero recomendar el discurso que Pérez Reverte leyó cuando entró
en la Real Academia de la Lengua sobre “El
habla del Bravo del S. XVII”, un estupendo estudio sobre la lengua de
germanías que tanto utilizó para ambientar esta saga. Os lo dejo enlazado, por
si os interesa.
Hoy
me despido como lo haría, con cierta urgencia, un veterano soldado de los
gloriosos tercios, o un bravo y valentón cualquiera de aquella época que tiene
que salir por piernas…
Amigos…
las afufo, ¡Peñas y buen tiempo!
Siempre he admirado a perez reverte, desde que era corresponsal de televisión, pero he leidl poco sus libros. Gracias 😘
ResponderEliminarVaya con el traductor!!!!
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