domingo, 4 de febrero de 2018

LA SOMBRA DEL ÁGUILA, DE ARTURO PÉREZ REVERTE


     No sé las veces que habré leído “La sombra del águila” de Arturo Pérez Reverte. Lo hago de vez en cuando (hoy, por ejemplo) y me sigue divirtiendo. Lo tengo como uno de esos “libros de culto” junto a mi venerada serie de libros sobre el Capitán Alatriste, (el primero de los cuales os presentaré pronto porque lo releí esta semana pasada, ¡una vez más!).
“La sombra del águila” es una breve, pero ágil y densa novela bélica escrita con ese estilo directo y coloquial, salpicado de diálogos y situaciones chocantes tan propias del autor, donde se nos narra una trágica historia humana con una alta dosis de humor y sarcasmo.
        Es una historia ficticia enmarcada en la realidad de la batalla de Sbodonovo en la que la “Grande Armée” francesa se enfrentó al ejército ruso a las puertas de Moscú en 1812. Los verdaderos protagonistas de la novela son los soldados españoles integrantes del segundo batallón del 326 regimiento de Infantería de Línea, reclutado a la fuerza, a punto de desertar en medio de la batalla. El hecho de que esta peculiar y original tropa se dirija en línea recta al enemigo es tomado como un ataque mitad valeroso, mitad suicida, por parte del estado mayor francés. Napoleón decide entonces apoyarlos ordenando una carga de caballería al mando de un parodiado Mariscal Murat.
        La carga-deserción finalmente se convierte en una victoria napoleónica y las tropas francesas entran en Moscú, donde los españoles incluso serán condecorados. Pocos días después la ciudad será pasto de las llamas y Napoleón ordenará la retirada al encontrarse a las puertas del invierno y con un ejército sin víveres. Se produce entonces uno de los desastres militares más grandes de la historia; las tropas francesas serán diezmadas por el frío intenso, la falta de víveres, la hostilidad de la población local, las continuas emboscadas y pequeñas escaramuzas, y las cargas de los cosacos. El autor nos detalla la magnitud de la catástrofe humana y se detiene a relatarnos uno de los momentos bélicos más dramáticos en el cruce del río Beresina. Finalmente, tras la derrota francesa y la caída de Napoleón, un puñado de españoles supervivientes, débiles y enfermos, cruzará los Pirineos regresando a España.
        En resumen, el libro es una sobrecogedora narración de los crudos hechos de guerra enmarcada por el humor presente a través de la variopinta tropa de españoles cabreados deseosos de abandonar el campo de batalla a toda costa y pasarse al enemigo, y la descripción grotesca de las tropas rusas (ejemplo claro es la semblanza que hace de los cosacos o del príncipe Rudolfkovsky) y del alto mando francés. Pérez-Reverte nos presenta una variedad de personajes con sus diferentes personalidades donde sobresale la gran fuerza de Napoleón, al que la soldadesca española apoda como “el enano” o “le petit cabrón”, rodeado de un servil y esperpéntico estado mayor donde divierte el trato caricaturesco con el que nos presenta al Mariscal Murat, (recordemos que fue el artífice de la represión en Madrid del 2-3 de Mayo de 1808 que inmortalizara Goya en: ”El 2 de mayo de 1808 en Madrid o la lucha con los Mamelucos” y en “El 3 de mayo en Madrid o los Fusilamientos”). De la singular tropa española destacan Pedro el Cordobés con su guitarra, el recio y duro Capitán García con sus rudas patillas de boca de hacha y el fusilero Mínguez, homosexual perdidamente enamorado del Capitán, al que defenderá hasta la muerte en el puente del río Beresina.
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