Se
trata de una buena novela histórica, a mi modesto juicio ambientada de manera
excelente. La trama se desarrolla en Francia, en la segunda mitad del S. XVII, concretamente
en el año 1661, año convulso de inestabilidad política e inquietud social.
La
narración arranca con el robo de una importante documentación de la residencia del
anciano y enfermo Cardenal Mazarino, padrino del joven Luis XIV, primer
ministro todopoderoso que sucediera al no menos famoso Cardenal Richelieau, y que
había dirigido la política en Francia hasta ese momento. Esos ansiados informes
secretos, de ver la luz, podrían comprometer a la estructura del propio estado
y la estabilidad de la monarquía, afectar al prestigio personal tanto de
Mazarino como de la reina madre Ana de Austria, incluso, una parte de ellos, contienen
las claves para la interpretación de unos manuscritos que, de ver la luz,
cambiarían la faz del propio cristianismo.
Gabriel
de Pontbriand, un joven comediante que trabaja para la compañía de Moliere halla
por casualidad una carpeta con importantes documentos que ha perdido uno de los
ladrones en su huida, y se ve involucrado directa y personalmente en las
consecuencias de la conspiración al encontrar, en uno de ellos, la firma de su
desaparecido padre, alguien a quien él recuerda únicamente de su temprana
infancia.
La
novela nos pasea las dichas y desdichas de Gabriel por la flamante corte del
joven Rey Sol, por ese Paris lleno de intrigas, conspiraciones y ambiciones, en
torno a la muerte del Cardenal Mazarino acaecida el 8 de marzo de 1661.
Destacará en la narración su especial relación con la hermosa joven Louis de la
Valiere (personaje histórico real), amiga de la infancia con la que se
reencuentra en la capital del reino. Gabriel luchará por esos sentimientos que
no son ya simple amistad, enfrentándolos a las ansias de promocionarse en la
corte de la joven, hasta el punto de que llegará a convertirse en amante del
propio Rey, encumbrada, sin duda, por su indiscutible belleza.
Tras
el fallecimiento de Mazarino, Luis XIV comienza un gobierno personalista
apartando a su propia madre de las decisiones de la corona. El Rey se verá
asesorado por los líderes de las dos facciones políticas en lucha más
influyentes; la capitaneada por Colbert (hombre que sirviera ya con eficacia a
Mazarino) y la dirigida por el superintendente de finanzas Nicolas Fouquet.
(Parte importante de la trama se desarrolla en el imponente recinto construido
por Fouquet, el Chateau de Vaux le Vicomte,
un lugar que pudo despertar cierto molestar por su magnificencia en el propio Rey
Sol dada su suntuosidad y belleza. Su
extraordinario barroco nos ofrece su punto culmen en el Salon Oval y su cúpula,
algo único. Dejo enlazado el recinto, es una maravilla)
La
recta final de la novela escenifica el encumbramiento de una de esas facciones
en detrimento de la otra, mezclándose en la trama con las actividades de la
misteriosa secta milenaria depositaria de unos manuscritos cuyas claves desaparecieran en el robo inicial en la residencia de Mazarino y que cayeron en manos de Gabriel.
¿Logrará
sobrevivir a todos los peligros que le acechan el joven Gabriel? ¿Conseguirá
saber el porqué de la existencia de la firma de su padre en los documentos?
¿Logrará enamorar a Louis de la Valiere y alejarla de la vida cortesana y,
sobre todo, del influyente lecho de Luis XIV? ¿Conseguirá la secta ancestral
dar a conocer la verdadera esencia del cristianismo? ¿Quién ganará el mano a
mano, Colbert o Fouquet?
Ha
sido una agradable lectura. Espero que os sirva la reseña. Saludos.
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