“El tribunal de
las almas” de Donato Carrisi, es un novelón. Es la primera obra de la trilogía que
protagonizan Marcus, el penitenciario que trata de reconstruir su pasado tras
recibir un disparo en la nuca por el que pierde la memoria, que trabaja para
una secreta sección del Vaticano (el tribunal de las almas) depositaria del
archivo criminal más grande que existe, y dedicada a resolver los peores
delitos, y Sandra Vega, la fotógrafa forense que intenta superar la muerte, aparentemente
accidental, de su marido David, y que se vuelca en la investigación de su causa
tras acceder a nuevos indicios. Sus vidas se van a cruzar en el presente,
mientras ambos averiguan sobre su pasado.
Como os comenté,
las he leído en orden inverso, y creo que he ido de la que menos me ha gustado
a la que más. Ésta me ha fascinado. Es de las mejores novelas de suspense que han
caído en mis manos. Es un texto de trama compleja, que requiere de atención en
la lectura, pero que no defrauda en ningún momento. Es una obra espectacularmente
hilada, con mucho ritmo, sin flecos ni lagunas, muy creíble, con saltos en el
tiempo que van poniendo en relación momentos del pasado con la actualidad, y
muy bien ambientada, en Roma principalmente. Carrisi nos acercará a lugares
perfectamente reconocibles por el turista, y a otros nuevos y ocultos a los
ojos del visitante. Todo el que haya viajado a la Ciudad Eterna podrá recordar espacios
como la Capilla Contarelli, en San Luis de los franceses, con las obras
maestras de Caravaggio sobre San Mateo, o la Capilla de San Raimundo de
Peñafort en la única iglesia gótica de la urbe, Santa María Sopra Minerva, con
el Pulcino, el elefantito que carga con el obelisco diseñado por Gian Lorenzo
Bernini, colocado frente a ella.
El autor ha
trabajado mucho el argumento, no hay tregua en todo el texto, no decae el
interés en ningún momento; sin ninguna duda atrapa al lector utilizando, con
extraordinario acierto, tanto su conocimiento de la ciudad, como su formación;
es licenciado en Derecho y Criminología.
La
obra arranca con la desaparición de Lara, una joven estudiante de arquitectura.
A partir de aquí Carrisi va añadiendo a la trama otros crímenes del pasado con
la particularidad de que, o han quedado impunes, o no se resolvieron adecuadamente,
y de que alguien está dando la oportunidad a las familias de los afectados de
poder vengarse del verdadero culpable, de poder convertirse en verdugos
justicieros.
A
pesar de la complejidad de la obra, el autor la resuelve de manera magistral.
Con un poco de atención conseguiremos no perdernos en sus saltos de lugares y
tiempos, recordar los detalles de los crímenes, sus causas, misterios y
desenlaces, conocer las particularidades y psicologías de los criminales
confesos y los reales, el porqué de los errores y aciertos en las
investigaciones, y seguir las evoluciones de los penitenciarios, las de la
policía y las de Sandra Vega.
El desenlace lo
ejecuta de forma soberbia; resulta sorprendente por inesperado. Espero que os
sirva la reseña. Saludos.
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