“El cazador de la oscuridad” de
Donato Carrisi, es el segundo tomo de una saga de novelas de suspense formado
por tres libros, todos protagonizados por Marcus y Sandra Vega. Os confieso que
estoy leyendo la saga al revés, según caen los libros en mis manos. Comencé por
el tercero, “El maestro de las sombras” y voy a acabar por el primero, “El
tribunal de las almas”. No es lo más adecuado, porque algunos hechos, que
vienen de atrás, sería mejor haberlos conocido en su orden correcto, pero esto
no plantea ninguna dificultad en la comprensión del conjunto de la obra. Eso
sí, este segundo libro me ha gustado más que el tercero.
Marcus es un
sacerdote, un penitenciario, que se dedica a perseguir crímenes para el enigmático
“Tribunal de las almas” del Vaticano (entidad poseedora del mayor archivo de
investigación sobre el mal), gracias a su gran preparación, y su habilidad para
descubrir la maldad detectando “anomalías”. Sandra Vega es una experta y
reputada fotógrafa forense de la policía romana, alguien capaz de ver en sus instantáneas
aquellos detalles que nadie percibe, y que vive en ese momento una relación que
no termina de hacerle feliz con Max, un profesor de historia; siempre tiene
presente a su verdadero amor, su marido David que murió asesinado
La novela
arranca de la frustración que siente Marcus por no conseguir descubrir el
culpable de un atroz asesinato que se ha producido dentro del pequeño
territorio del Vaticano; una monja ha sido desmembrada en sus jardines sin que,
aparentemente, nadie sepa nada del asunto. Clemente, su mentor, le encarga la
investigación, aunque quien de verdad mueve los hilos es el cardenal filipino
Battista Erriaga, un hombre de tormentoso pasado, alguien sin muchos escrúpulos
a la hora de conseguir sus fines gracias al “uso” que hace de la privilegiada
información que posee al controlar el Tribunal de las almas. Este hecho sirve
de arranque y de cierre de la novela, y de enlace con el tercer tomo de la
saga. La trama central gira en torno a la investigación en la que se ven
inmersos los protagonistas, Marcus y Sandra, acerca de los crueles asesinatos de
parejas que atemorizan a la capital italiana; unos hechos que presentan una
particularidad, el asesino se recrea, con especial saña, en la tortura de la
mujer.
Una serie de
hechos aderezan positivamente el texto, la formación criminalística del autor,
su gran conocimiento de la capital italiana, especialmente visible en el
acercamiento que nos propone a la Roma oculta, la ciudad que los turistas no
visitamos, la tormentosa atracción imposible entre Marcus y Sandra, la misteriosa
ayuda que recibe el asesino por parte de una secta satánica relacionada con la figura
de la cabeza de un lobo, imagen que oculta algo más, extraños suicidios…
Así
que os recomiendo este trepidante texto. Os recuerdo… un asesino en serie anda
suelto en la capital imperial; ninguna pareja estará a salvo en sus calles, ni
siquiera siendo de policía…
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