viernes, 8 de diciembre de 2017

EL MILAGRO DE EMPEL

"El Milagro de Empel"de Ferrer Dalmau. Extraordinario pintor realista y maestro en plasmar la historia épica española

        Es 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción. Pero, ¿de dónde viene esta tradición tan española? Debemos remontarnos a las jornadas que transcurren entre el 6-9 de diciembre de 1585…
        La guerra de los 80 años comenzó en 1568 y concluyó con la Paz de Westfalia en 1648 que ponía fin a la guerra entre las Provincias Unidas y España y, por otra parte, a la Guerra de los 30 años que, para no entrar en detalles, enfrentó a toda Europa.
        Por tanto, la rebelión estalló en las Provincias Unidas en 1568. Aquellas tierras, posesión patrimonial de la Casa de Borgoña se levantaron contra su Señor, Felipe II, al que ya no consideraban como a su Padre, Carlos V, nacido en Gante, al que sentían más cercano (recordemos que Felipe nació en España); se quejaban de que su Señor no se preocupaba de ellos como súbditos ni de sus intereses.
        Pero ciñámonos a las fechas señaladas. En aquellos días de 1585 el gobernador de los Países Bajos era el gran Alejandro Farnesio que había tenido una feliz intervención y llevaba la guerra de manera fructífera para la corona española, tras el fracaso del Duque de Alba con su política represiva, de Luis de Requesens con su talante moderado y negociador, y el fugaz gobierno de D. Juan de Austria, hermanastro de Felipe II. Decidido a llevar la iniciativa, Alejandro Farnesio encomendó al Tercio Viejo de Zamora, comandado por el Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla, establecerse en unas posiciones en torno a la Isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Wall. Como respuesta, el ejército rebelde de las Provincias Unidas envió una flota al mando de Comandante Holak a bloquear a las tropas españolas, cosa que consiguieron. Aislados y en una posición táctica desfavorable Bobadilla rechazó con cierta altanería la proposición de Holak de rendirse. (Cuentan las crónicas que la respuesta española fue la siguiente: “los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra, ya hablaremos de capitulación después de muertos”) Lo cierto es que, ante la negativa española, Holak ordenó abrir los diques e inundar la Isla de Bommel y nuestros soldados tuvieron que refugiarse a toda prisa en lo más alto de la zona, el pequeño montículo de Empel.
        Y es en este lugar donde la tradición y las crónicas sitúa el denominado: “Milagro de Empel”. Las hacinadas y mal pertrechadas tropas españolas, con las ropas mojadas, sin apenas comida que llevarse a la boca, ni leña para calentarse, expuestas a las inclemencias del tiempo, comenzaron a cavar trincheras. La moral era baja y circulaba la idea entre los hombres de un suicidio colectivo antes de caer en manos del enemigo.
En este momento, se cuenta que un soldado, cerca de la Iglesia, cavando una trinchera para protegerse del enemigo y del tiempo, desenterró una tabla flamenca de rico colorido con la imagen de la Inmaculada Concepción. La representación mariana fue colocada inmediatamente en un improvisado altar con la cruz de San Andrés como fondo, emblema borgoñón que utilizaban los ejércitos de los Austrias y, dirigidos por el Padre Fray García de Santisteban, la tropa española entonó la salve. Animado por el estallido de fe y resurgimiento moral de sus hombres, Bobadilla, junto con sus oficiales, decidió resistir y aferrarse al terreno, pero para eso necesitaban poco menos que un milagro. Y éste se produce en la madrugada del 7-8 de diciembre; un viento ártico repentino e inusual congeló las aguas del río y permitió a los españoles salir de su encierro, transitar las aguas heladas y pasar a efectuar un ataque sorpresa que infligió una severa derrota a las tropas de Holak.
        La tradición atribuye la helada a la intervención de la Virgen de la Inmaculada quién, desde ese día, se convirtió en la patrona de los Tercios de Flandes e Italia. Dos siglos y medio después, el Papa Pio IX declaró dogma de fe la Inmaculada Concepción de la Virgen el 8 de diciembre de 1854. Desde 1892, siendo regente María Cristina de Habsburgo durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII, se promulgó la Real Orden mediante la cual se la declaró patrona del arma de infantería española.
        Y esa es en esencia, y muy resumida, la historia del llamado “Milagro de Empel”. Quizá si conociéramos más nuestro pasado le daríamos más importancia a nuestro presente.
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