domingo, 13 de agosto de 2017

UN SOÑADOR PARA UN PUEBLO, DE ANTONIO BUERO VALLEJO

      “Un soñador para un pueblo” es una obra de teatro del dramaturgo Antonio Buero Vallejo, ambientada en marzo de 1766, en el Madrid convulso del llamado Motín de Esquilache.
Esquema:
El drama se desarrolla en torno a dos personajes, Leopoldo de Gregorio, Marqués de Esquilache, y Fernandita, su repostera. El autor nos describe, a través de sus personajes, el enfrentamiento social e ideológico de las dos Españas, la que encarna Fernandita, abierta a las reformas y la modernización, fiel al Marqués, y la otra España, oscura y tradicional, desconfiada y violenta, representada por Bernardo, el calesero, del que está enamorada la joven Fernandita, pero del que ella se quiere olvidar. El Marqués de Esquilache vive, a su vez, una difícil situación familiar; su mujer disfruta, sin reparos, de una aventura amorosa y es un ejemplo de corrupción al haber colocado a sus hijos en puestos importantes de la administración aprovechándose del nombre de su marido.
Al estallar el motín, La residencia del Marqués (la famosa Casa de las Siete Chimeneas madrileña) es asaltada. Fernandita verá morir a Julián, el muchacho que la ama, y con él que ella trata de olvidar a Bernardo. En el mismo asalto Bernardo viola a la muchacha.
        Fernandita se mantiene fiel al Marqués hasta el final, a pesar de que él cae en desgracia; el Rey se verá obligado a prescindir de sus servicios y a exiliarle junto a su familia, para mantener su corona. Fernandita, finalmente, rechazará a Bernardo abriendo la puerta a una nueva vida.
        Momento histórico:
El motín nace tras el nuevo bando modernizador de la vestimenta (por motivos de seguridad se prohíben los chambergos y la capa larga que permite embozar los rostros, y se implanta el sombrero de tres picos, la montera y la capa corta o redingote). No son estas las únicas medidas modernizadoras, Esquilache había ordenado limpiar y pavimentar la ciudad, instalar farolas, así como construir fosas sépticas, pero esta fue la chispa en la que prendió la revuelta que trasladó a las calles el descontento, tanto de la población, que había de soportar la continua subida del precio del pan por la especulación, y el descontento político de los que no veían con buenos ojos el poder que detentaban los ministros italianos (Esquilache, Grimaldi y Sabatini).

Se trata, por tanto, de una obra teatral históricamente bien documentada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario