Disfruto mucho leyendo a algunos
autores, uno de ellos es Miguel Delibes. Ante la categoría de la prosa de este
inmortal literato uno se siente empequeñecer por momentos. La semana pasada leí
esta novela, “El camino”, publicada en 1950, una historia ambientada en un
pueblo, quizá castellano, quizá cántabro, en la que el autor se enfrenta, con
una narración amena y un vocabulario exquisito, a temas como el amor, la muerte,
la amistad o la naturaleza, además de hacer una crítica costumbrista a ciertos
estereotipos como el hombre varonil y machote o la señora beata hasta el
ridículo. La verdadera delicia del texto radica en la forma en que el autor
afronta estos temas desde el prisma de unos niños, los verdaderos
protagonistas. Así tenemos al personaje principal, Daniel, el Mochuelo,
acompañado de sus inseparables, Roque, el moñigo y German, el tiñoso. Todo se
adereza con un conjunto de personajes secundarios con personalidades muy marcadas
como Salvador, el padre de Daniel, Quino, el manco, las Guindillas, la mayor (la
beata), la mediana y la pequeña, las Lepóridas, la Mariuca-uca, la Mica, D.
José, el cura, Gerardo, el Indiano, ..etc.
En
fin… me quedo buceando por este mar de sabiduría, fuente inagotable de vocabulario
castellano.
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